Tal vez un día…
este dios
Alejado de los sueños,
más cerca de la miseria, el niño arreaba cabras, buscando aquella pastura donde
alimentar la majada.
Llevan sus manos
pequeñas una quena tan casera, donde el sonido deja rumores de alguna pena.
Cansados sus
cortos años de pelearle a la Puna, va pidiendo en silencio milagros para la
tierra, es que la sequía arrecia, se van muriendo las cabras, y los cabritos se
pierden, como también la esperanza.
Tal vez un día,
ese dios al que los hombres le rezan, elija darse una vuelta por esta zona olvidada,
entonces le ha de pedir que llueva en abundancia.
No me aflojes
pastorcito,
no abandones tu
majada,
bajemos a el pozo
viejo,
donde siempre
encuentras agua,
se que son muchas
las leguas
y que tu infancia
cansada,
ya no soporta el
trabajo
que va doblando
tu espalda.
Sonríe el niño
hombre…con sonrisa desdentada, el va soñando despierto mientras baja la Quebrada,
quizás un día su padre le regale la guitarra, para cantarle a su madre…
canciones que broten del alma.
Tal vez este dios
un día, que no es el de la Pacha…se acerque a esta tierra pobre, y los cubra de
esperanzas.
Este escrito quise hacerlo en poema…como homenaje a tanto niño
trabajador en nuestra Argentina, aquél con sus pies descalzos en cada esquina lavando
parabrisas, o repartiendo malabares con la sonrisa a flor de piel…y esta misma
piel curtida por los golpes físicos y de la vida.
Tal vez un día
despertemos y veamos a la infancia… jugar a ser niño/a.
Derechos
reservados 2013 Néstor R Díaz
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